Crudas Realidades
viernes, julio 15, 2005
  Habla la locura
En primer lugar ved con que providencia la naturaleza, madre y creadora del género humano, cuida de que en nada falte el aderezo de la locura…

La sabiduría no es más que el gobierno de la razón; la locura, por el contrario, consiste en dejarse llevar por las pasiones, pero para que la vida de los hombres no fuera triste y amarga, los dioses le han proporcionado más locura que sabiduría…

Pregunto: ¿puede amar a alguien el hombre que a sí mismo se aborrece?, ¿puede estar de acuerdo con otro quien no lo esta con sigo?, ¿puede ser agradable para los demás quien para si mismo sea insoportable y molesto? habría ser mas loco que la misma locura, para sostener esta tesis…

¿Que hay, pues, entre los mortales que no sea hecho en plena locura, por locos y para locos?...

Quien no huiría de un hombre a quien nadas se le escapa y que no se equivoca porque con ojos de lince todo lo descubre; todo lo pesa y mide con minuciosidad, de un hombre que nada ignora, que solo de si mismo esta contento y que se cree el único prudente, el único sano, el único rey, el único libre, y, en resumen, el único en todo, aunque únicamente en su opinión.... y que todo cuanto ve hacer a los demás le parece insensato o estúpido?...

Si fuera el caso de elección, ¿que ciudad querría un magistrado de esta clase?, o que ejercito lo elegiría para jefe? ¿ que mujer querría este genero de marido… o que siervo tomaría un amo de esta clase? quien no preferiría tomar al azar, en la masa de los locos mas cualificados, uno cualquiera que siendo loco pueda mandar u obedecer a los locos, guste a sus semejantes, que sea afectuoso con la esposa, alegre con los amigos,... y finalmente al que nada humano le sea extraño

[Fragmentos de Elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam]
 
miércoles, julio 13, 2005
  En la otra vida... hermano.
El predicador hoy blande arma física…
Esta vez, no intimida con sus palabras.
Con la mas grande de la demencia que sólo la sabiduría ejerce
El predicador intimida con amenaza de ausencia…
El predicador: algo bufón, algo mago, algo jinete, algo tirano, algo etéreo, algo humano
piensa en abandonar la comarca…
Y con él se va la locura, y la columna vertebral de la conciencia…
 
  Cuando la luz de la torre se encienda de nuevo.
El bufón ha perdido uno de sus tesoros… la luz de la habitación de la princesa.
Aquella que le mostraba el camino de regreso a la aldea… a su casa.

Pero es la princesa la que ahora vive en tinieblas, la que no sabe como llegar a su castillo.
Ahora, ella se aferra a su espantapájaros, mamarracho de una ilusión
El bufón sabe que la princesa llora, pero ella esta en la montaña y allá nadie le oye llorar
El bufón no sabe como buscarle, como ofrecerle el malabar para robarle una sonrisa
Ya la princesa no siente al bufón su hermano, y el bufón sólo quiere que ella regrese a castillo …
 

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